Peñarol dominó, pero no le alcanzó y Botafogo se metió en la final de la Copa Libertadores

Copa Libertadores31/10/2024Máximo BadiéMáximo Badié

En busca de un milagro, Peñarol luchó pero no logró lo necesario: con un par de goles de Jaime Báez, ganó 3-1 a Botafogo, que selló su clasificación con un gol impresionante de Thiago Almada, avanzando así a la final de la Copa Libertadores por primera vez en su historia, donde ya espera al Atlético Mineiro, tras un marcador global de 6-3. El equipo local quedó lejos de lograr la hazaña debido al contundente 0-5 que sufrió en el partido de ida, además de una expulsión inesperada de Aguerre y un penal que el VAR anuló para la visita, que también terminó con un jugador menos. El encuentro se disputó en el Centenario, a solicitud de Conmebol.

Una utopía. Para que el equipo de Diego Aguirre pudiera arrebatar la clasificación al carioca y llegar al partido decisivo en Buenos Aires, debía ocurrir una remontada sin precedentes, casi trágica, en el corazón de Montevideo, Uruguay. 

Sin embargo, esa decisión del técnico Artur Jorge, que para muchos fue una forma de menospreciar el partido, se vio amenazada por la intensa actitud de Peñarol, honrando la garra charrúa. Con el respaldo de su afición, que llenó el Centenario, la búsqueda de la épica se intensificó tras el golazo de Jaime Báez, quien sorprendió a John Victor con un remate de media distancia.

Con el ímpetu de la ventaja, el Carbonero, que recortaba distancias, aún necesitaba seis goles para lograr la remontada. Buscó más oportunidades: tras un tiro de esquina, el cabezazo de Rodrigo Pérez golpeó el palo, y en una segunda jugada, Alexander Barboza casi le da el segundo a Peñarol al intentar despejar.

Antes de iniciar la segunda parte, toda la ventaja que parecía tener el equipo uruguayo se desvaneció tras una acción insólita del arquero Washington Aguerre, quien pisó a su compañero John Victor durante el entretiempo, dejando a su equipo con diez jugadores.

Este incidente afectó a los jugadores de Peñarol, quienes, al comenzar el segundo tiempo, se beneficiaron de una decisión inusual del árbitro Piero Maza, que inicialmente sancionó un penal para Botafogo debido a una mano accidental de Guzmán Rodríguez. No obstante, la jugada continuó y Vitinho marcó el empate, pero el VAR anuló el penal, y el gol del brasileño también fue invalidado.

En un instante, Jaime Báez anotó su segundo gol, manteniendo vivas las esperanzas charrúas. Esto se intensificó con la expulsión de Mateo Ponte, quien recibió dos tarjetas amarillas en jugadas consecutivas, perdiéndose así la final de la Copa Libertadores el 30 de noviembre en el Estadio Monumental.

A menos de cinco minutos del final, Thiago Almada selló la historia para Botafogo, aunque aún quedaban más capítulos por contar: Facundo Batista anotó el tercero para Peñarol, pero no fue suficiente para el Carbonero, que luchó con valentía.

De este modo, el equipo brasileño dirigido por Artur Jorge disputará, por primera vez en su historia, la final de la Copa Libertadores, ante el Atlético Mineiro, el 30 de noviembre en el Estadio Más Monumental de Buenos Aires.

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