Un 24 de septiembre, pero del 2021, se clausuraba oficialmente el sector techado del Estadio José María Minella. Siendo precisos, este domingo se cumplirán dos años y las consecuencias fueron innumerables. Para empezar, generó malestar en el fútbol porque se prohibió por tiempo indeterminado la presencia del público visitante. Pero además la prensa en general se vio claramente perjudicada por la desidia y el abandono de hace años ya por parte de las autoridades municipales que tuvo y tiene la ciudad de Mar del Plata.
Además de que la ciudad costera perdió todo tipo de presencia en los Torneos de Verano o cuanto al menos, partidos amistosos, hoy el estadio no es ni siquiera sede de una Copa Argentina. A raíz de todo esto, las autoridades del Municipio se llamaron a silencio y no están dando entrevistas a la prensa, lo cual evidencia la escasez de proyecto alguno. La cuestión es la siguiente, este medio pudo averiguar que en época del Mundial Argentina 1978, los empleados trabajando en el estadio eran 50, luego se redujeron a 24 personas y hoy hay cuatro para todo un estadio, lo cual es imposible lograr mantenimiento alguno.
En su actual gestión el jefe comunal, Guillermo Montenegro, aseguró reiteradas veces que conoce la situación del estadio quedado en el tiempo, pero que le corresponde mayor atención, cuestiones más relevantes. En ese sentido, lógicamente menciona cuestiones de seguridad, trabajo, entre muchas necesidades claras que tienen los vecinos en La Felíz, como por mencionar otra, está el arreglo urgente de sus calles.
La versión o posibilidad más fuerte era que, por lo expresado, la Municipalidad tercerizara el José María Minella a la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), después se rumoreó la idea de vender la titularidad a un grupo inversor del exterior. Ahí apareció mencionado Brasil, pero nunca pasó nada. En medio de todo este ir y venir donde se lavan las manos y se pasan la pelota, hay un estadio caratulado con riesgo de inminente derrumbe y, a juzgar por los acontecimientos, hasta que no ocurra eso, nadie querrá ver la única realidad: un estadio que alguna vez fue sede de un Mundial, hoy es tierra de nadie.